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Argentina And Its Uncertain Future in the BRICS

The issue is central for Latin American international insertion in the coming years

Luego de la segunda vuelta de la elección presidencial con la victoria de Javier Milei, el futuro de la Argentina en el BRICS se proyecta sombrío.  

Durante la XV Cumbre de BRICS, realizada en Sudáfrica en agosto de 2023, Argentina fue invitada a unirse al grupo a partir del 1 de enero de 2024. El gobierno de Alberto Fernández celebró la incorporación, que a su criterio creará nuevas oportunidades en materia comercial y financiera, al tiempo que mejorará su estatus diplomático, al convertirse en miembro del club más importante del Sur Global. La decisión de efectivizar el ingreso, sin embargo, corresponderá a la nueva administración Milei que asume el poder el próximo 10 de diciembre. 

En el segundo turno electoral compitieron el actual Ministro de Economía, Sergio Massa (Unión por la Patria-UxP), el candidato más votado en la primera vuelta con el 36.78% de los votos, con el libertario Javier Milei (La Libertad Avanza-LLA), quien obtuvo el 29.99%. Patricia Bullrich, candidata de Juntos por el Cambio- JxC, la coalición de centro-derecha que gobernó entre 2015 y 2019, quedó relegada al tercer lugar, con el 23.81% de los sufragios. Sin embargo, en el ballotage, Javier Milei retuvo la mayoría de los votos opositores y logró el 55,69% de los votos frente al 44,30% de Sergio Massa. 

¿Cuál será la posición del presidente electo Milei respecto al ingreso de Argentina al BRICS? Dos factores son claves para comprender el posible posicionamiento del nuevo gobierno: 1) la estructura de oportunidades y restricciones externas; 2) las preferencias de ambos candidatos, que surgen de su orientación ideológica y del entramado de intereses materiales representados por las coaliciones que lideran. 

El contexto externo

En cuanto a las oportunidades y restricciones externas, tres puntos deben ser tenidos en cuenta: a) la vulnerabilidad financiera de la Argentina y sus implicancias geopolíticas; b) el costo reputacional de rechazar el ingreso al BRICS; y c) la posición de los principales socios internacionales de la Argentina respecto al próximo gobierno. 

En primer lugar, la vulnerabilidad financiera condicionará las opciones de política exterior de la próxima administración. En el corto y mediano plazo, la economía argentina depende del apoyo financiero externo, fundamentalmente del FMI, para lograr un mínimo de estabilidad. Ello tiene claras implicancias geopolíticas, ya que otorga a EE.UU., que controla el board de ese organismo, una influencia considerable sobre el gobierno argentino. Es probable que esta situación se mantenga en los próximos años, sin importar quién sea el próximo presidente. 

La actual administración, con Massa como Ministro de Economía, ha intentado reducir la dependencia de los mercados financieros occidentales, acudiendo a fuentes de financiamiento alternativas, principalmente China, pero también otros actores como Qatar y CAF, un banco multilateral de alcance regional. Pero este sendero tiene límites ostensibles, debido al tamaño de la deuda contraída con el Fondo durante la administración de Mauricio Macri, que alcanza los USD 44.000 millones, a pagar hasta 2034. En resumen, la próxima administración deberá renegociar el programa con el FMI y lidiar con la supervisión del organismo en los próximos años. 

¿Qué implica la dependencia financiera de Occidente en relación al BRICS? En el marco de la creciente competencia estratégica entre Estados Unidos y China y de los conflictos en Ucrania y Medio Oriente, la participación en el BRICS puede ser percibida, especialmente en los países ricos de Occidente (y en los sectores pro-occidentales de los países del Sur Global) como un posicionamiento contrario a Estados Unidos y sus aliados.  

La realidad es más compleja. Existen significativas diferencias entre los miembros del BRICS, fundamentalmente entre democracias (Brasil, India y Sudáfrica) y regímenes autoritarios (China y Rusia); y entre Estados en tensiones con Occidente (China), países con posiciones confrontativas con Occidentes (Rusia e Irán) y países que buscan construir una posición no alineada o equidistante (Brasil, India y Sudáfrica). A pesar de esas divergencias, sin embargo, los Estados que conforman el BRICS comparten un diagnóstico: el mundo que está tomando forma ante nuestros ojos es post-occidental y multipolar. Sobre ese fundamento, impulsan una agenda reformista, que cuestiona elementos centrales del orden internacional liberal: la promoción de un nuevo orden multipolar; la reforma de los organismos financieros internacionales y de la ONU, a fin de que reflejen la nueva distribución de poder global; y la revisión del rol del dólar como moneda global son algunas de sus demandas. 

Atendiendo a ese contexto, la eventual participación de Argentina en el BRICS deberá encuadrarse de manera cuidadosa, como parte de una estrategia internacional que busca diversificar los vínculos externos y crear oportunidades económicas.  

Segundo, desistir de ingresar al BRICS es una opción que conlleva riesgos significativos. El retiro del bloque acarrearía costos reputacionales considerables, particularmente frente a Brasil, China e India, los principales respaldos de la candidatura argentina y tres de los cinco principales socios comerciales del país. En caso de rechazar la invitación, Argentina quedaría expuesto como un país con un patrón recurrente de inestabilidad no sólo económica sino también de política exterior, ante esos socios y ante otros Estados importantes del Sur Global.   

Tercero, los actuales gobiernos de Estados Unidos, China y Brasil mostraron su preferencia por un triunfo de Massa, al que percibían como más confiable que Milei. Más allá de algunos gestos de acercamiento pragmáticos, producidos tras la elección de Milei, esas preferencias probablemente impacten sobre la relación con el próximo presidente y por tanto sobre la posición de esos países en relación al ingreso argentino en el BRICS. 

El respaldo de la administración Biden, que buscaba contener una inestabilidad argentina con potencial impacto en la región, fue clave para lograr un acuerdo con el FMI en julio pasado, permitiendo que el país pueda afrontar el proceso electoral sin caer en default. Sobre ese alivio financiero, Massa construyó parte de su campaña electoral: una vez obtenida la revisión del Fondo, llevó adelante una significativa expansión del gasto público. Por otro lado, a pesar de su admiración por Estados Unidos, Milei es mirado con desconfianza por la Casa Blanca: un potencial aliado de Trump en América Latina cuyas políticas radicales podrían poner en riesgo la estabilidad de un país democrático, que podría proveer en forma confiable alimentos y energía a Occidente.  

En un gesto pragmático, luego de la victoria, el Secretario de Estado Anthony Blinken y el Consejero de Seguridad Nacional Jake Sullivan, felicitaron al presidente electo y mostraron su disposición a trabajar en conjunto, en base a los valores compartidos entre ambas naciones. Sin embargo, los vínculos entre la nueva administración Milei y la Casa Blanca presentan un gran interrogante, especialmente del lado estadounidense por la afinidad de Milei con la internacional trumpista. 

Como parte de una mirada geopolítica que valora a la Argentina como socio en América del Sur, en los últimos meses China brindó apoyo financiero, mediante la renovación y posterior ampliación del swap de divisas entre el BCRA y el Banco del Pueblo por un monto equivalente a USD 6500 millones, a fin de fortalecer las reservas y pagar importaciones. Al igual que el gobierno norteamericano, la administración de Xi Jinping prefería un triunfo de Massa al de un crítico del régimen chino, como Milei y lo deja claro: en un gesto inusual, poco después de las primarias un vocero de la Cancillería china, Wang Wenbin respondió las críticas del candidato libertario (Niebieskikwiat 2023). Producido el triunfo de Milei, y a pesar del llamado del nuevo presidente a trabajar con el “mundo libre” (lo cual excluye a China), el Ministerio de Relaciones Exteriores chino convocó a “proseguir la amistad” entre los dos países y mantener una “cooperación donde todos ganan”, buscando mantener abierta la negociación con el nuevo gobierno. 

En cuanto a Brasil, el gobierno de Lula fue un importante aliado externo del candidato de Unión por Patria en su campaña para la primera vuelta. La mirada negativa de Milei sobre el Mercosur y su propuesta de dolarización preocupan a la administración del PT; a ello se suma su cercanía a Bolsonaro. Como confirmación de esta tendencia, Milei llamó a Bolsonaro el día después de su triunfo, mientras Lula anunció que no participaría de la asunción presidencial. 

Las miradas sobre el mundo

¿Cuáles son las preferencias del equipo de Milei respecto al BRICS? Como en otros temas de política exterior, sus miradas sobre este asunto presentan una visión crítica sobre la perspectiva multipolar y optan por un alineamiento con Occidente, especialmente en cuestiones políticas y de seguridad. 

Milei ha expresado de manera inequívoca su oposición a la participación argentina en el grupo, al igual que  Diana Mondino, su principal asesora en política internacional y futura Canciller, aunque Mondino ofrece una mirada más pragmática de la política exterior, que pone el acento en las oportunidades económicas. 

Las razones del rechazo son claras. En primer lugar, Milei es un líder pro-occidental y pro-americano, que ha sostenido de manera repetida que, en caso de ser presidente, priorizará el vínculo con Estados Unidos y con Israel, como los socios externos más importantes de Argentina. Desde esta perspectiva, ingresar al BRICS implicaría formar parte de un foro que cuestiona el liderazgo norteamericano y propone una alternativa al orden liberal creado por Estados Unidos y sus aliados. Segundo, Milei es un defensor de la libertad económica, un admirador de pensadores como Friedman y Von Mises, que cuestiona el dirigismo económico y la falta de libertades políticas en China y Rusia, dos miembros del BRICS contrarios a Occidente; tercero, su principal propuesta para estabilizar la economía es la dolarización, lo cual naturalmente acercaría a la Argentina a la esfera de influencia de Estados Unidos. 

Tras el respaldo brindado al candidato libertario en la campaña previa a la segunda vuelta, la incorporación del ala del PRO liderada por ex presidente Macri al nuevo gobierno podría abrir interrogantes en cuanto al peso de sus preferencias sobre la política exterior de Milei. Como Presidente, Macri participó de la Cumbre del BRICS en 2018. Sin embargo, durante la campaña electoral de este año apoyó la postura de Patricia Bullrich, candidata de Juntos por el Cambio, señalando que Argentina no puede participar de un foro del cual forman parte Rusia e Irán, la primera responsable de la invasión a Ucrania y la segunda de dos atentados terroristas en Argentina en la década de 1990.  

El contexto externo y las condiciones domésticas brindan claves permiten prever los pasos a seguir por el próximo gobierno argentino en relación al BRICS. En este contexto, el posicionamiento ideológico de Milei y los intereses materiales de la coalición que encabeza, es altamente improbable que un gobierno de Milei apoye la incorporación de Argentina al BRICS. Sin embargo, todavía tiene que sentarse en el Sillón de Rivadavia.]

Nota

* Este artículo es parte de la agenda de colaboración CRIES-CEBRI.

Referencias

Niebieskikwiat, Natasha. 2023. “‘No hago tratos con comunistas’: China respondió a las críticas de Javier Milei y le hizo una propuesta”. Clarín, 17 de agosto de 2023. https://www.clarin.com/politica/-hago-transacciones-comunistas-china-respondio-criticas-javier-milei-hizo-propuesta_0_kCpSUrxzqB.html

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